Encrucijada climática: ¿Hemos superado el punto de no retorno?

¿El cambio climático llegó a un punto de no retorno?

Introducción

El calentamiento global, resultado de la acumulación de gases de efecto invernadero en la atmósfera, ha desencadenado transformaciones significativas en el clima de nuestro planeta. A medida que las temperaturas globales continúan en ascenso, surge la preocupación acerca de la existencia de un punto de no retorno, un umbral crítico en donde los impactos del cambio climático se tornan irreversibles: temperaturas extremas, desastres naturales y enfermedades.

Esto ha llegado a un punto crítico de no retorno, exacerbado por la era de la ebullición global, donde por temperaturas extremas sin precedentes, entramos en una nueva fase de crisis donde los desastres naturales y pérdidas humanas y económicas se intensifican. Amenazando los derechos fundamentales humanos e incrementando el deterioro ambiental en regiones vulnerables, que enfrentan un calentamiento más rápido que el promedio mundial. Es urgente garantizar una acción colectiva para frenar las consecuencias devastadoras para el planeta.

El propósito del presente ensayo es exponer la nueva etapa de crisis ambiental en la que se encuentra nuestro planeta y visibilizar la responsabilidad que las potencias mundiales tienen frente a este contexto, que indudablemente afecta a la actual y futura vida en la Tierra. Para ello, se explorarán fuentes teóricas que permitan abordar tres tópicos principales: la era de la ebullición global, la vulneración a los derechos humanos y las consecuencias del calentamiento global en el planeta.

Ebullición global

En primer lugar, la problemática medioambiental del calentamiento global alcanzó este año un nivel crítico. Antonio Guterres, secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), se refirió a este fenómeno indicando un alarmante nuevo periodo para nuestro planeta: “El cambio climático está aquí. Es aterrador. Y esto es sólo el principio. La era del calentamiento global ha terminado, ahora es el momento de la era de la ebullición global”.

La ebullición global implica que la crisis ambiental y el efecto invernadero derivado alcanzaron un punto crítico que provoca eventos ambientales extremos, cambios drásticos en el clima y el derretimiento acelerado de los casquetes polares. Junto con esto, el OMM reportó en julio una alarmante cifra: la temperatura global superó por primera vez los 17°C. Según la comunidad científica, el nivel de calentamiento alcanzado no tiene precedentes en 120.000 años.

Las altas temperaturas son consecuencia del uso desmedido de combustibles fósiles. Petteri Taalas, secretario general de la OMM, aseguró que “La necesidad de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero es más urgente que nunca. La acción climática no es un lujo, sino una obligación”. Por su parte, Guterres señaló: “Podemos detener lo peor, pero para ello debemos convertir un año de calor abrasador en un año de ambición abrasadora y acelerar ya la acción climática”.

Fotografía de la NASA, se presenta el Glaciar Grey de Chile, visto desde el espacio, arrojando agua y retrocediendo rápidamente.
Parque Nacional Torres del Paine, Patagonia, Chile.

Derechos humanos

En segundo lugar, el calentamiento global también tiene un impacto significativo en la amplia gama de derechos humanos. Por lo tanto, abordar este tema no solo es una cuestión ambiental, sino también una responsabilidad para proteger los derechos fundamentales de las personas y las comunidades en todo el mundo. La comunidad internacional reconoce cada vez más esta interconexión y trabaja para abordar tanto el cambio climático como los derechos humanos de manera conjunta.

Además, por esto mismo no solo afectará al medioambiente sino también a nuestro propio bienestar. Una evidencia de esto fue la preocupación que expresó la CIDH por los efectos del cambio climático en los derechos humanos, señalando que “ocasionan muertes, lesiones, desplazamiento de personas y comunidades por desastres y eventos tales como ciclones tropicales, tornados, olas de calor y sequías”.

Los seres humanos tenemos el derecho de participar en la toma de decisiones que tengan repercusiones en nuestra vida y lo que nos rodea. En frente a esta visión se puede decir que el cambio climático es un problema de toda la humanidad, ya que, más pronto que nunca, el planeta y sus habitantes sufrirán las consecuencias. Según estudios de la CIDH se llegó a la conclusión de que ninguna medida de lucha contra este fenómeno se debe realizar si involucra el incumplimiento de los derechos humanos.

El rol de las potencias mundiales

En la arena global de la política ambiental, las grandes potencias exhiben desigualdades de poder en su capacidad para impactar el medio ambiente. Actores como Estados Unidos y China, debido a su tamaño poblacional y económico, destacan en esta dinámica, controlando significativas porciones de ecosistemas y recursos mundiales. Aunque estas potencias han contribuido a la degradación ambiental, su posición central se refleja en la influencia sistémica sobre el uso global de recursos y la contaminación transfronteriza. Sin embargo, el liderazgo en soluciones ambientales globales ha sido intermitente, con cambios de prioridades, como el enfoque actual de Estados Unidos en la competitividad económica sobre la protección ambiental.

A medida que potencias emergentes como China, India y Brasil enfrentan presiones para asumir mayores responsabilidades ambientales, surge la necesidad de un marco equitativo que vincule derechos y responsabilidades específicas. La resistencia a una gestión más colaborativa entre estas potencias y la falta de consenso sobre compromisos ambientales plantean desafíos significativos. El debate sobre la responsabilidad ambiental ha cobrado relevancia con el ascenso de las potencias emergentes y el cuestionamiento de la división Norte-Sur en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC). En este contexto, la elaboración de un sistema que equilibre los derechos y las responsabilidades de las grandes potencias en el ámbito climático sigue siendo un desafío pendiente.

En el verano de 2022, múltiples olas de calor en todo el mundo derribaron récords de temperatura y
provocaron incendios forestales.
Julio de 2022 | Fuente: NASA

Consecuencias del cambio climático

En tercer lugar, tras el sexto informe de evaluación del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC), que expone las consecuencias que afrontaremos si no se reducen las emisiones que producen el calentamiento global, nos encontramos con cifras alarmantes.

Una de estas es la selva amazónica, que se enfrenta al aumento de temperaturas, incendios, deforestación y sequías que están disminuyendo la capacidad del pulmón del planeta de absorber carbono de la atmósfera. Un análisis realizado por Fronteras en los bosques y el cambio global, revela que las emisiones acumuladas superan la función de enfriamiento de la selva.

Por otro lado, los arrecifes de coral están en una situación crítica, ya que expertos afirman que podrían desaparecer antes del próximo siglo. Las altas temperaturas y la contaminación hacen que estos seres vivos mueran poniendo en peligro a miles de especies de peces y casi un 25% de los seres marinos que dependen de estos.

En cuanto al bosque boreal, o también llamado la corona verde del planeta, este se extiende desde Alaska hasta Rusia formando un cinturón verde homogéneo. Tiene un rol significativo en la regulación del clima y es sensible frente a esta crisis, ya que soportar las bajas temperaturas durante el invierno es primordial para la viabilidad de su propio ecosistema. Es más, el 50% de los animales que viven ahí se encuentran en peligro de extinción.

Las zonas geográficas expuestas se encuentran en peligro inminente de llegar al punto de no retorno, lo cual es un llamado urgente a la acción. Estas regiones, no sólo refugian una increíble biodiversidad, actuando como reservorios de numerosas especies y la pérdida de estas significará la extinción de incontables formas de vida, sino que también son víctimas de nuestras acciones pasadas y presentes, nos hace instantáneamente repensar nuestro compromiso con la sostenibilidad y la preservación del medio ambiente.

Conclusión

Para concluir, consideramos que es importante la adopción de tecnologías sostenibles y energías renovables que contribuyan a un cambio positivo. Se debe instar a mantener la tendencia y acelerar la acción climática con la certeza de que los esfuerzos colectivos pueden lograr estabilidad medioambiental a largo plazo. A pesar de las preocupaciones por el calentamiento global, la ONU presenta una perspectiva optimista. Señala que los esfuerzos globales están dando frutos, estabilizando la temperatura global y reduciendo eventos climáticos extremos.

La relevancia del cambio climático radica en su profundo impacto en la vida en la Tierra, debido a que es una crisis global que afecta directamente al ecosistema en el planeta. Incluye el aumento de las temperaturas globales, entre otros fenómenos, que causan un impacto significativo en la seguridad alimentaria, el acceso al agua potable, la biodiversidad y la salud humana.

Esta encrucijada plantea un dilema fundamental que exige una reflexión profunda sobre el curso actual de nuestra relación con el medio ambiente, además de representar un apremiante desafío. En el contexto de la ebullición global, una posible vulneración de los derechos humanos y los múltiples efectos de la crisis en distintas áreas es imperativo superar la retórica y pasar a la acción, ya que la elección es clara: tomar medidas significativas ahora o enfrentar consecuencias devastadoras en el futuro.

Bibliografía

 

Integrantes:

Sofía González
Amparo Torres
Laura Morales
Valentina Pérez
Antonia Blanco

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